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Mostrando las entradas de abril, 2009

Y que levanta su cuchillo y...

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Mientras tanto... en un lugar no lejos de ahí. Saludos como cada semana desde hace un mes a toda la gente bonita de todos lados, el día de hoy pensaba llegar al restaurante donde conecto mi laptop para entregarles un nuevo grupo de historias y extrañas aventuras escritas en los últimos días, pero ha decir verdad lo que he escrito no es publicable, todo es inconcluso y demasiado aberrante en sus pocos párrafos para parecer algo al menos entretenido, asesinatos de personas inmortales, crónopios y de como uno de ellos es mi vecino, un cuento a la lovecraft que no pasa de la introducción, la gran batalla funky en el cielo por el control de los meses de febrero y marzo por parte del invierno y la primavera, la historia de la última persona que produce lágrimas orgánicas y del colapso financiero de las lágrimas químicas alimentadas con hormonas de telenovelas de las 9 de la noche, pero nada es concluso, son sólo cuartillas de muchas ideas dispersas que no logro concretar. Me siento como Cha

Sobre el collar de Terciopelo y otros escritos

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A mis cuatro lectores David, Pablo, Francopodo y Anibal, y a los esporádicos, mucho me han dicho algunas personas sobre los escritos, que los y las llenan de inseguridad sobre la mente que oculta mi deforme cabeza de oro sostenida por mis pies de barro, y no es para menos cuando existen muchos detalles que se podrían considerar autobiográficos y más como epístolas a mi persona del futuro que escritos de ficción sobre cavilaciones perversas, extrañas o inquietas, sólo deseo aprovechar el pequeño espacio para decir que si muchos de los escritos andan inconclusos es por que me hace falta aliciente para terminarlos en espíritu y creatividad, pero son sólo eso, escritos y ficciones de ideas e inquietudes, y así como a Robert Bloch se le tacho como un sociopata a punto de convertirse en un psicópata asesino por su escritos hasta que se descubrió que era un hombrecillo pequeño y tímido que no podría pensar mal de nada y mucho menos realizarlo, quiero que piensen en mí de la misma forma, estás

El Collar de Terciopelo 1

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Paso la mitad de la noche contemplando tu foto, aquella foto que me diste para poder pintar sobre ella, aquella foto que una vez finalizada jamás te mostré. Desconozco si la has visto ya que una copia existe para disposición de todo el mundo que desee ver mis trabajos como artista y es inegable que con sólo teclear las mágicas palabras clave en tu computadora te encontrarías con esa foto frente a frente. La foto no es extraña, no es perturbadora, ni siquiera puedo llamarla un trabajo del cual esté particularmente orgulloso, pero ahí está, cazándome con esa mirada azul desde Dios sabrá donde, con ese esbozo de sonrisa tuyo con el cual me he llegado a sentir un conocedor, de las comisuras, de su timidez de tal vez mostrar una boca un poco grande oculta detrás de los infinitos tonos rosas de tus labios, sus ligeras sombras hacia tu barbilla y nariz que la enmarcan, sea del modo en que sea, con la lúgubre iluminación de un cuarto oscuro hasta el mediodía a mitad del bosque, he de ahí que r

El Collar de Terciopelo 2

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Debo de sopesar si en mí yace la fuerza para cometer tal infamia contra el mundo despojadolo de ti, y no puedo sino hacer memoria sobre eventos donde tuve la fuerza para llevarlo acabo; Cuando era un joven quinceañero un día un amigo y yo dormitábamos después de la escuela en su casa mientras algún ruidoso dibujo animado nos arrullaba con los graciosos ruidos que se suponen son dolorosos golpes y es que antes no importaba la violencia en los medios, sólo era un entretenimiento sin ninguna consideración perniciosa salvo demasiada risa. Entonces escuchamos un golpe seco y muy diferente de aquellos de la televisión, provenía de la cocina a la cual nos dirigimos con el sopor que produce un calurosos día en la escuela y un buen alimento. Al llegar, en un pequeña trampa no más grande que una libreta estaba un roedor, no muy pequeño, no muy grande, podría haber sido un ratón grande o una rata muy pequeña, con sus patas capturadas en una dolorosa prensa de metal. Estábamos solos en la casa de

El Collar de Terciopelo 3

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A partir de ese momento mi vida ha sido una búsqueda por una realización similar para mi espíritu, pero a pesar de mis dedicaciones y pasiones no la he conseguido en mis actos ni en una comunión entre personas, ya sean amistades o por medio del acto sexual, incluso el acto masturbatorio se torna aún más vació al terminarlo conforme pasan los días, y sólo ha existido otra ocasión donde tal placer símil al asesinato me ha cubierto, y fue en el amar a una mujer, no en compartir con ella, no en amarla físicamente o fusionar nuestras mentes, no, sólo en el hecho de amarla, de tenerla cerca, de absorberla con cada sentido cada instante, el convertir cada momento en una imagen tatuada a fuego y hielo en piel y alma, pero su desprecio, su maldito desprecio de verme contemplandola, de ver que sus palabras tenían que escurrirse en mi interior haciendo de cada fonema un trago para el mayor muerto de sed, eso la desespero al grado de desear abandonarme, al grado de no quererme ver reptar en las c

Sobre la vida, el universo y todo lo demás (42)

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El móvil del inicio de mi carrera en las ciencias biológicas, y lo que después sería neurociencias es un principio muy sencillo, y es la eterna curiosidad del descubrimiento de los mecanismos que sino rigen la vida como máxima verdad, al menos conocer una perspectiva argumentada, repetible y observable de entender el como funciona el mundo que nos rodea, fría en muchos aspectos, cíclica, dependiente de revoluciones y siempre cambiante como el mundo mismo, pero al final es eso, una perspectiva argumentada, observable y repetible de explicar el como funciona el universo, gracias a los dioses no es excluyente de otras perspectivas, sólo es una, y ahora al final de ese ciclo, mi curiosidad ahora con más herramientas, horizontes y también algunos mayores prejuicios gracias a los maravillosos poderes de la educación se trasladan a la comprensión de las herramientas principales que tengo sobre el sentir de las cosas, la intuición y la naturaleza misma que obtenemos de las percepciones. El mae