Negando el Gran Dogma
Había dedicado la tercera de mis vidas en poder encontrar el secreto de la fractalidad universal, fórmula o artilugio de encantada alquimia y antediluviano conocimiento que me abriera como iniciado un camino a los fonemas del verbo primero. La primera vida fue la infancia, donde conocí los terrores que ocasionan el dolor, todo juguete fue peligroso, y aquello que use como juguete y me lastimó de forma permanente me enseño una lección importante, de como yacía a merced del mundo y la causalidad, que cada error viviría conmigo por toda mi vida; Mi cuerpo ahora es un mapa de esas lecciones, cada cicatriz representa algo inolvidable, sobre la física universal de las cosas, sobre la fragilidad del dogma que es el cuerpo que nos encierra. Eso fue el primer paso al gran secreto. Mi segunda vida fue mi juventud, donde conocí el deseo y toda el hambre de cumplirlo, de que tuviera un significado mayor al del placer y la perpetración de mi semilla. Donde encontré en la educación todos los prej...