Cayendo en la atmósfera. Se acaba la garantía.
Día libre, la situación ahora habitual de no tener compromiso alguno ni actividad me da como única opción el invitar a comer a una de mis hermanas. Sin querer ir más lejos por la hora y la amenaza de lluvia nos dirigimos al Costo por una pizza sin ningún rastro de carne. Es mi hermana vegetariana, tiene 24 años, pero su desprecio por la proteína animal desde hace 8 años la hace ver casi como una contemporánea. Smootie de café, pizza familiar para sólo dos personas y un refresco ocupan nuestra mesa. La pizza es de lo mejor en calidad y precio que conocemos ahora, algo cambiaron en sus recetas e ingredientes que la hacen más crujiente, fresca y al queso una cascada quemante de suave delicia al levantar de la caja una rebanada. Entre la charla de “Voy a hacer esto, estoy haciendo aquello” que me pone al día de su faena común decide arrojar una terrible pregunta con sus razones: -¿Qué crees le suceda a la casa cuando ya no estemos? Porque si te fijas estamos muy mal. Quien s...