Correspondencias
Pensé por un momento que del crispado instante su sucesión no perduraría, de las otroras noches celo en pueril pose haría abandono. La mentira del descanso era diablo engaño, necesito de los ébanos crines en los cuellos que mis labios besaron. Como almohada, sol y viento. Del hambre placentera y la exhalación amante en el oído por el primer abrazo del juramento. Vaya emoción, todo el polvo de mi vacío temblando por el tañer de ese badajo, de lo que es rosa beber y consumirse, compartir alientos. El pesar del deber vivir mañana no encuentra asidero o brecha en esa ternura, el temor al deber vivir pasado mañana volutas de tierra al levantar los pasos. Desprenderse de su tacto contemplar el paisaje y floresta que desea bañarnos, del lirio su ligereza, del pétalo su seda, de gloriosas cadenas su prisión. Que todas las edades del mundo se sucedan, ya de él no somos pertenencia, sino de las carmesíes nubes y el dorado de su fondo. Que la negrura no nos espere, que vi...