Sueño de trinchera
A veces es la noche quien se convierte en guerra. Entonces ¿Debería tener un ideal? No.
Somos parte de un grupo de temores, las edades del mundo pasadas por los huesos y todos los dolores que se marcan en líneas de erosión por la cara. Un equipo y una unidad.
Nos defendemos en rebeldía como análogos, un hijo de su padre, contra lo que nos creo, contra lo que es parte de nosotros (mí-yo). Al final, siempre perdemos.
Lo que me asombra de todos mis sueños es que nunca hay nada sobrenatural que no sea yo mismo como espectador; Sombra y fantasma acercando un oído al corazón de alguien, para invisible escuchar y contemplar.