Creature Feature 60-70s y la herencia de Lovecraft


El presente no pretende ser una guía o un ensayo, es sólo una conversación y opinión sin ahondar mucho más que en respuesta a una pregunta que me hicieron:


“¿Consideras que los Creature Feature de las películas Británicas de los 60' y Japonesas en los 70' , podrían ser inspiraciones directas de la obra literaria de Lovecraft?”

Hay que tener en cuenta un fenómeno (Del cual estoy seguro existe una palabra, pero no la tengo en la mente al momento), donde relacionamos una imagen con un grupo de características, contexto y trasfondo sin importar su base o contenido, principalmente en su narrativa.

Los ejemplos hay miles y generan una iconografía; ahí está la cruz o la figura de cristo barbado, con pelo largo y una toga, ahí están los superhéroes que reconocemos por sus colores y escudos. La cruz y al Jevus lo relacionamos con una religión, con un sistema dogmático de creencias monoteístas, pero rara vez con su mensaje, de la misma forma así relacionamos a los superhéroes con su iconografía sea una letra "S" gigante, un murciélago o con colores y formas particulares, pero a pesar de su significado, es extraño el relacionarlo con una historia, saga o construcción completa. Por mi vida que no puedo recordar de qué se tratan las películas de marvel fuera de antagonistas también iconográficos como Thanos o Red Skull, pero vaya que recuerdo el saludo de "Wakanda Forever".

Lo mismo pasa con las figuras del terror, es bien difícil recordar que Frankenstein o el Moderno Prometeo habla sobre la obsesión humana, el hyper racionalismo, las fallas del padre, el potencial del conocimiento amoral, la posición humana ante la educación de un mundo cruel sin la presencia de un dios. Pero vaya que es bien sencillo recordar una criatura verde con tornillos en el cuello. Le pasa lo mismo al vampiro que es más sencillo de relacionarlo con chiquidrácula o con Bela Lugosi, su capa y que chupa sangre, menos con la sensualidad desbordada y animalista de los deseos que representa.

Lo mismo le pasó a Cthulhu y a toda su pandilla, esa iconografía reconocible y de memoria popular es la de una cabeza de cefalópodo en un cuerpo gigantesco rodeado de personas en atavíos monásticos, cuando jamás se trató de eso.

En 1919 se publica Dagón, considerada de las primeras historias de los mythos, donde no existe descripción fuera de algo como "grabados que simulan una forma reptiloide al lado y en casi tamaño de lo que seguramente es una ballena". Para después sólo mencionar algo que parece una mano palmeada gigantesca, siendo que la narración termina sólo con un recuerdo de lo que significa tan enorme mano y los ruidos de la criatura que la posee en las sombras de ese vasto cañón en medio del mar.

No es hasta 1934 que Lovecraft realiza una ilustración de una estatua que era ya milenaria antes que el Tigris viera un pie humano y mesopotamia fuera sólo un sueño lejano del futuro, la cual representa una especie de figura similar a un pulpo con cuerpo humano, Cthulhu aparece o es descrito igual que en todos los mythos sólo a través de otra cosa y de manera vaga: " "A monster of vaguely anthropoid outline, but with an octopus-like head whose face was a mass of feelers, a scaly, rubbery-looking body, prodigious claws on hind and fore feet, and long, narrow wings behind.", y la estatua es sólo un objeto antiguo del cual no se tiene conocimiento que podría representar, sólo sugiere una posible forma para algo antediluviano, malvado y fuera de la concepción humana.

Muchas personas han querido darle forma a los mythos con descripciones e incluso filogenias literarias separándolos en figuras mayores y menores, de Azathoth, Yog-Sothoth a los Mi-gos y en medio los grandes antiguos como Cthulhu y Dagón, basándose en enunciados pequeños como "Cthulhu nacido de las estrellas".

Lovecraft como todo artista, no es original, solamente toma la inspiración a su alrededor y la teje en algo personal y con propósito, ahí está la literatura de Poe, Arthur Machen y Edward Plunkett decimoctavo barón de Dunsany del cual Lovecraft toma toda su inspiración de manera más clara "Del sello negro" y lo expresa en sus cartas: “There are my 'Poe' pieces & my 'Dunsany' pieces—but alas—where are any 'Lovecraft' pieces? -1929" con todo y que Call of Cthulhu se había publicado en el 28.

Lo que hace Lovecraft es tomar ese horror gótico previo y que lo preda desde 1850 y lo transforma en un horror cósmico, que comienza con su Dagón en tributo-imitación-plagio (Cuya distinción sólo es académica dentro del arte) a las obras claramente de Machen y Dunsany, pero en lugar de dioses o figuras terribles terrestres y humanas como Pan o el Wendigo, crea su panteón inasequible, terrible e incomprensible anterior a todo lo humano. Usa esa figura de indiferencia del universo a nuestra moral o proyección como un vehículo de locura y terror que no se puede encontrar en ningún fantasma o dios antiguo. Un terror donde la oscuridad de los eones oculta cosas no visibles e indiferentes a la consciencia humana.

Los mythos sólo son un vehículo para una narrativa y siempre los manipuló Lovecraft para el mensaje, adicional que son más grandes que su autor, ya que conceptos, nombres y figuras fueron menciones e intercambiables con las obras de toda su generación y herederos: Clark Ashton Smith, Robert Howard, Robert Bloch, por sólo mencionar algunos.


Ahora, de dónde viene el creature feature cinematográfico. Con ese mismo conocimiento de la iconografía sobre "la criatura" que existe desde que se puede dibujar sobre una superficie perenne, comenzamos con el cine de consumo, donde Georges Méliès ya nos presentaba gigantes, demonios y hombrecitos verdes del espacio a finales de los noventa en el siglo XIX. De ahí aparte de cosas cosas como "Nosferatu" o "El golem" es hasta 1931 con Frankenstein que surge un nuevo icono de terror, inmediatos le siguen Drácula, el hombre Lobo que retoman íconos de terror contemporáneos y se les da una apariencia, forma y cara.Entonces sucede, viene y va la segunda guerra mundial, es un tiempo distinto donde los fantasmas de Selma Lagerlöf quedaron rezagados al principio de siglo, ahora tenemos ciencia experimental y tecnológica como no se había visto núnca, videos de crímenes genocidas, la bomba nuclear, submarinos, televisión y radar, es tiempo de nuevos íconos, monstruos y terrores, ahora vienen del espacio o son cosas no humanas, ahí está la guerra de los mundos en su versión de radio por Orwell en el 38 donde lo original es lo moderno del medio y contexto para presentar la narrativa, y de repente en 1954, La criatura de la Laguna Negra, algo no humano y más allá de nuestra ciencia, sin motivos conocidos o explicables, y lo más importante, una cara.
 
También en 1954 aparece el ícono más representativo del consciente popular contemporáneo, Gojira y aquí hay un ejemplo hermoso. Ahora con la reedición por parte de la criterion collection de la serie de Godzilla por la productora Toho tenemos la posibilidad de ver las dos caras, en la versión para el público estadounidense, un reportero simplemente describe los horrores que es capaz la criatura, en la versión Japonesa es una historia donde la unión y espíritu nacional conquista los horrores postguerra creados por el hombre, con todo y que se recuerda a Godzilla, no el mensaje de la película. 1954 define el terror de criatura para el mundo del siglo XX, algo antiguo completamente extraño para nosotros y los monstruos creados por las acciones del humano que poco o nada tienen que ver con lo humano en sí.




Aquí entra otro fenómeno cultural, el de la mitología contemporánea; La creación de monstruos para nuestros tiempos. Durante todos los cincuenta tenemos extraterrestres y reminiscencia de los mitos "antiguos" del gótico a finales del siglo XIX por toda la filmografía de Hammer durante los sesenta y setenta que nos regala rostros para el terror con nombres como Rod Serling, Peter Cushing, Christopher Lee, Vincent Price del lado de "Criaturas" la contraparte de este terror de monstruos es el terror humano por sus obsesiones y bajezas que inicia con Norman Bates y culmina con Leatherface, donde al final una retroalimenta a la otra con el mejor ejemplo en el Terrible Doctor Phibes con Price.

Pero es durante todos los cincuenta y sesentas que la producción de películas se basa en lo que representa Godzilla y la criatura de la Laguna Negra, los horrores del mundo no humano y las consecuencias inasequibles a las personas por la guerra, desde la mujer de 50 piés a las Hormigas Radioactivas, pasando por La cosa del otro mundo. Entonces es necesario refinar los géneros a mediados de los sesenta, donde la generación no peleó esa guerra, las cosas que podían hacer los hombres de marte ya se habían agotado. Godzilla para el 65 ya había peleado contra King-Kong, Ghidorah y Mothra, la criatura de la Laguna sólo es una máscara más en Halloween, la dimensión desconocida ya había terminado su tiempo al aire. Lugosi está muerto y enterrado.


Es aquí que comienza el new wave literario con voces como Philip K Dick, Theodore Sturgeon, J.G. Ballard, Robert Heinlein, Frank Herbert, Robert Silverberg, Isaac Asimov y dios me ayude, hasta Gene Roddenberry. El terror queda rezagado ante la ciencia ficción, sus héroes, arcos e íconos son más interesantes en el señor Spock que en el Hijo de Drácula conoce al Hombre Lobo. Todo el cine que se había hecho hasta entonces de monstruos, criaturas queda disminuido a producciones recicladas y nombres cansados con el único propósito de mantener a flote ingresos, por lo que los íconos de terror necesitan renovarse en su narración y profundidad hasta los ochenta.

1973, el exorcista aparece y con el padre Carras volando por la ventana desaparece el cine de terror de criatura, por un cine más psicológico, personal y social: Don´t Look Now, The Wicker man, Carrie, The Omen, The Hill Have Eyes, The Brood, The house to the left. Hay excepciones como Jaws y Phantasm que culminan en Alien de 1979.

Entonces llega 1982 y el remake de "La cosa del otro mundo" por John Carpenter donde se reviven los mythos con un algo que viene más allá de las estrellas, ya era viejo cuando pangea se terminaba de formar, que es inhumano en condición, forma y motivos, que no se parece ni es nada. Un terror sin cuerpo ni definición, el terror cósmico nuevamente ahí con toda la herencia de 50 años, guerras mundiales y los cambios de paradigmas.

Las estrellas se alinean, Lovecraft se vuelve a editar por miles, sale el juego de Rol y Cthulhu con su rostro sale de Rylie para recordarnos lo poderoso, indiferente y antiguo del universo a comparación de estos simios torpes que han conquistado el átomo.

Ahí parte de la historia, la cual no se separa en ningún momento ni es ajena en sus partes; tiene una herencia de los góticos hacía Lovecraft, de la palabra escrita a los íconos, y nos indica que todo lo que causa terror necesitamos darle un nombre, un rostro, un origen, un motivo. Qué sólo son un reflejo de nuestros tiempos e incertidumbres y les damos forma. Desde el Pazuzu babilónico, el panteón griego, los hombrecillos verdes. De ahí que a pesar de tener ya forma en el canón de la consciencia colectiva, la litertura de Lovecraft y su terror cósmico difiere y es atractivo porque sólo se parece a algo, y es más terrorífico que todos los demás, porque a pesar de tener un conjunto de fonemas que podrían definirse como nombre, no tiene nada que ver con lo humano.

Es por eso que los mythos poco o nada tienen que ver directamente con el cine de criaturas, son reflejo de la incertidumbre y su herencia está en el poder de su narrativa y mensaje, el cine de criaturas es parte de eso, pero su herencia más directa es Polifemo y el Kraken dentro de lo que reflejan y resuelven como íconos.
La última lección es comprender entonces porque falla la representación de los Mythos en íconos. Porque son comprensibles, visibles, tangibles y borra el mensaje. Cuando son invisibles y sólo puede vivirse sus horrores a través de la empatía de una narración humana es cuando mejor funcionan, ahí el Rey Amarillo en True Detective, Event Horizon, The Thing y posiblemente la última de The Colour out of Space, y por supuesto en radio novelas son excelsos.

También hace pensar de cuál es el ícono de terror ahora. 

En los noventa teníamos los hombrecillos grises y el panteón
 completo de los expedientes X, ahora que ya una tercera
 parte del mundo carga una cámara, que tenemos sondas
 rondando Saturno, que sabemos el subirse del muerto es un
 estado entre los estados del sueño y su cascada metabólica,
 que entubaron el río por el cual cruzaba la llorona, que ya no
 hay un monte solitario, las cuevas se pueden recorrer con
 resonancia y ninguna lleva al infierno o tiene brujas en su 
interior, los espíritus que nos acechan en la oscuridad de los
 callejones son sólo la violencia heredada de los gobiernos
anteriores, que el mar con toda su oscuridad nunca mostró
 algo de una atlántida o Lemuria sumergida, sólo cangrejos
 albinos, que la infinidad del espacio sólo responde con los
 púlsares distinguibles y conocidos del hidrógeno ya descrito
 por Mendeleiev, que los encuentros cercanos son del tipo
 borroso, que Jesús apareciendo en una tostada no es para
 nada verosímil como una señal divina. ¿Qué monstruo
 todopoderoso nos queda? El de la conspiración, 
y lo hacemos para darle orden, cara, origen y motivo a un
 universo para el cual nuestro ego y existencia significa 
menos que nada.

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