Plagio subconciente al recordar el futuro.



En noviembre pasado del 2010, fue el mes internacional de "Escribe un libro". El ejercicio consistía en escribir 1500 palabras díarias de una narración para al final del mes tener una novela más o menos mal escrita de 50,000 palabras. A un ritmo inferior, intenté el ejercicio durante éste mes de Enero, y todo andaba bien hasta que decidí seguir con mis lecturas de Terry Pratchett y me encontre con Thief of Time (ISBN-10: 0061031321, ISBN-13: 978-0061031328) y tristemente es exactamente la misma idea sobre el fin del mundo, un cronomante y "auditores de la realidad" a demás es escrita de un modo menos ñoño y más ameno. Por lo que he decidido renunciar al texto por ser tan jodidamente similar (De hecho quería escribir una especie de tributo a Pratchett en una perspectiva de todo lo que me molestaba corregido del mito Homerico) Pero resultó que lo realizó antes él y siendo Terry directamente, no podía ser mejor.

Así que les dejó "El primer capítulo" y luego les pongo el siguiente sobre su antagonista y su perro con sindrome de estocolmo más que ser su mascota. Para que al menos vena lo que a veces escribo al recordar el futuro sin saberlo.


-El elegido

El universo (y eso ya es decir mucho), tiene una propiedad maravillosa a la abstracción de todas las razas que lo habitan desde hace tanto y esa abstracción es la concatenación que permite a elementos emergentes indeterminados surgir de un orden sistemático, establecido y complejo, como un elemento caótico e impredecible. Esta es la historia de una de esas propiedades emergentes y es mucho más importante que una hormiga creando vectores fractales al caminar en direcciones con tres reglas preestablecidas o como aquella ocasión en la que un computador que controlaba los ascensores de un edificio inteligente en un casino tomó conciencia y se pregunto acerca de su función en el universo como ser consciente, cosa que luego descartó cuando un técnico atentó contra el contenedor de su esencia al golpearlo varias veces con una masiva llave de tuercas gritando “¡Funciona maldita porquería!”. Desde entonces ya no se pregunta esas cosas.

La historia es sobre un individuo y el como a partir de la causalidad dentro del orden universal y el cómo los cúmulos de consecuencias lo transformarían en aquel que salvaría la humanidad. Esa clase de cosas que suceden porque no podría ser diferente.

El universo necesitaba de esos elementos incomprensibles en parte caos para hacer una retención de la entropía que un día apagaría todas las estrellas, y como algunas culturas alrededor de las galaxias sospechan, también para hacer reír y pasar un buen rato dentro de la eternidad a algún dios caprichoso y realmente no tan omnisapiente, e incluso algunos llamarían más bien tonto.

Ed estaba más cerca con cada amanecer de los treinta años que de cualquier otra cosa significativa, de eso y de un estatus permanente de “señor” a los ojos de todos con quienes pasaba el rato y su vida no había sido muy especial hasta ese momento.

Sus padres se habían conocido en un sentido más bíblico que personal un día en el campamento musical pro educación gratuita de mil novecientos ochenta y pocos. Uno de esos conciertos tan populares desde que se conoce la música en el planeta.

Varías corrientes antropológicas creen que la música fue uno de los primeros pasos en el desarrollo del lenguaje y por consiguiente del desarrollo como tal de la humanidad, pero realmente la evolución de culturas complejas con fecundación interna desarrolla esas cosas para juntar individuos jóvenes y que en algún momento de trance musical, una gran mayoría se predisponga a querer darle seguimiento en la línea temporal a sus genes. Por eso existen los conciertos masivos y el hecho de que las playeras con estampados de giras mundiales traigan más arrepentimiento que buenos recuerdos justo después del tiempo de gestación estándar de la especie. Eso y la frase “¿Estás segura? Porque éramos tantos y estaba taaan bebido…” A lo que las hembras o similares según la región de la especie siempre han sabido responder mostrando el vástago con su innegable parecido con el segundo progenitor. Claro también se teoriza que el primer pensamiento ante esa evidencia es “Oh mierda”. Y es así como nos damos cuenta que la antropología aún tiene mucho que aprender de la sencillez instintiva reproductiva influenciada por la música y su peso en la etología de los seres inteligentes.

Fue así que Ed, después de ser parte del ritual galáctico anterior que se puede definir como “Oh mierda ¿Qué voy a hacer ahora?”, nació e inicio su existencia. Los primeros años fueron muy comunes con la única particularidad de tener más accidentes que la media estándar del niño al que nadie le pone mucha atención y una ligeramente más rápida capacidad de aprendizaje. A los seis meses Ed ya sabía poner en práctica el cómo poner una extremidad enfrente de la otra y ser considerado un bípedo. De tal forma que con su brazo en cabestrillo por una fractura triple, un par de cicatrices en las piernas por querer saber cómo reaccionaría un cachorro al jalarle las orejas muy fuerte a demás de la cabeza vendada por una persecución muy curiosa de una mosca que lo llevo a la cima de las cortinas en su hogar, Ed estaba listo para iniciar el proceso cognoscitivo del lenguaje.

Un par de huesos rotos y años después, Ed entró al jardín de infantes, donde inicio su educación y la sumisión a los prejuicios que construye en las personas el constante repetir que el cielo es de color azul y nada más. Esa clase de hechos sobre los que no hizo ninguna inquisición hasta que el destino del único lo alcanzo fueron los que lo alimentaron de supuesto conocimiento acerca de la vida a lo largo de toda la niñez. Por supuesto no fue muy diferente de la vida de todo niño, simplemente grupos de aparente autoridad moral y cognoscitiva le decían “NO” y le inculcaban dogmas acerca de las funciones sociales, físicas y metafísicas del universo, y a eso Ed jamás dudo por un instante aunque sus propias observaciones le dijeran lo contrario, porque eso sería contradecir a un mayor, y eso le habían dicho que era incorrecto a toda perspectiva al ser él sólo un infante.

 La vida de Ed fue de lo más común durante el jardín de infantes, memorizando los nombres de los colores, disfrazado como el hombre de hojalata en una representación del mago de Oz y haciendo dibujos sobrevaluados de escaso talento y creatividad aún para un niño de dos años. El único hecho interesante sucedió una mañana de mayo. Ed había visto en el televisor la tarde anterior a Bugs Bunny transformando a un vampiro de ser humano a murciélago y viceversa al cantar las palabras Abra Kadabra y chasquear los dedos, y dentro de su infinita ignorancia infantil, jamás se preocupo por la transmutación de la materia a partir del uso de palabras de poder, sino el chasquear de los dedos; Había quedado tan fascinado por el ejercicio de fricción entre dígitos y que ocasionaran ese ruido, que no podía sino aprender esa habilidad por sí mismo y lo más pronto posible como si algo muy importante dependiera de eso. Lo practicó todo el día, una y otra vez, apretando mucho los dedos, dejando sólo que rozaran, presionando, raspando, deslizando, con el pulgar e índice, con el pulgar y el anular, mano izquierda, mano derecha, horas y horas hasta que sus pequeños dedos con cortadas (Había sido mala idea el jugar atrapadas en un montón de arbustos el día anterior) estaban más cerca de la osteoartritis deformante que un anciano intolerante a la lactosa de nacimiento. El ejercicio había sido en vano, nada funcionaba, así que esperaría a que sus manos no se sintieran como un pie aplastado por un automóvil al estacionarse (También jugar fútbol en el estacionamiento de profesores a la hora de la salida había sido una mala idea) y lo intentaría de nuevo, y esta vez lo lograría, porque a demás de la frustración que es la práctica de algo nuevo, también aprendió ese día la sensación que va más allá del presentimiento de que ese día vas a lograr lo que jamás pensaste que lograrías y que sería algo muy especial. Ya después pasado el tiempo descubriría la decepción sobre esa sensación con una muchacha, pero eso es otra cosa.

Pasaron unas cuantas horas y era ese momento del almuerzo entre la clase de aventarle plastilina al niño cabezón y la somnífera lección de inglés la cual cada día se volvía más complicada porque la palabra flower le causaba mucho conflicto; Si el fonema de la W en conjunto con el de la R hacían que escribir la E fuera innecesario ¿Por qué se hacía? Era una imbecilidad. A ese momento asignaron el descanso y Ed y su lonchera decidieron tomarlo en un escalón al lado del tanque de mil quinientos litros de gas propano y el niño que siempre jugaba con cerillos, casi en las puertas de la dirección. Semejante acto, no sólo nos da una muestra del amor a los niños que tenía el arquitecto asignado a la construcción del jardín de infantes, si no que también nos habla del sentido común que Ed tuvo toda su vida y el como la concatenación de hechos siempre lo pusieron en el momento, lugar y situación, no indicados, pero si propios para que las cosas sucedieran y al final ya entrado en años lograra salvar la vida como la conocemos los humanos.

Ya podía mover los dedos y el He-Man en su lonchera lo veía como un cariñoso maestro dando su aprobación para la prueba final. El olor a fósforo llenaba el ambiente, el sol yacía en su cenit y la niña hacía la cual sentía una extraña afinidad con su cabello negro y largo brincaba la cuerda. Holísticamente era el momento perfecto de ese soleado y fresco medio día a la sombra de un árbol con pequeñas flores lilas para intentarlo una vez más y que fuera para siempre suyo el secreto del chasquido transmutador de Bugs Bunny. Junto sus dedos. El anular y pulgar de la mano derecha habían sido su elección inconsciente, los junto tan fuerte como jamás ningún niño de dos años lo hubiera hecho jamás en la historia de su especie (Con excepción tal vez de Heracles al ser niño y que ocasiono la caída de un templo menor a Hera, lo cual fue en gran parte razón de sus desgracias y la gran aventura de sus siete tareas, pero era un semidiós, así que no cuenta realmente) y cerrando los ojos, concentrado únicamente en la unión de sus dedos, los tronó. No había sido un chasquido común, no sólo era la agotadora y casi lesionante práctica que lo compararía con una gimnasta china de catorce años, no sólo era el lugar y el momento, era la concentración, fe y buena voluntad del acto, había sido algo mágico que el conejo ese en el televisor no podría ni soñar. Ed había detenido el tiempo. No como ese tiempo detenido al caerse por un zapato en el pasillo que bien sabíamos nos haría tropezar si no lo quitábamos y que nos da suficiente espacio en la conciencia temporal para reclamarnos la estupidez, recordar el último compromiso olvidado y hacer una lista parcial de las compras de la semana mientras vamos directo a recibir un beso del frío suelo, tampoco es el tiempo detenido del primer beso de amor que puede crear luces de artificio en un firmamento inexistente mientras por una razón desconocida tenemos en la mente la imagen de un personaje de dibujos animados bailando y el sabor de la eternidad en los labios. De forma literal, Ed había detenido para sus percepciones el tiempo; El niño a su lado con cara de disgusto por inhalar humo de sus cerillas, las hojas del árbol detenidas, la niña a la que sentía cierta atracción que reflejaba en jalones de pelo suspendida en el aire mientras su cuerda flotaba inmóvil sobre su cabeza. Ed observó todo esto más orgulloso que sorprendido, él sabía que algo especial tenía que suceder, pero la mente de la especie homínida a la que pertenecía  Ed tiene en su sistema mental un seguro que cuando algo sucede que no va de acuerdo con la función media de la realidad conforme a los prejuicios adquiridos, suelta un conjunto de reacciones bioquímicas complejas que pueden definirse muy claramente con el concepto Negación Total y Ajuste Estándar, es decir que uno no sólo no cree sus percepciones aún así lo golpeen metafóricamente con un yunque en la cara, si no que las niega y las percepciones se ajustan a un momento anterior donde todo puede ser normal. Las capacidades de ajuste sensorial sólo tienen un límite cuando el razonamiento y evidencia clara no pueden alterarlo, y es el literalmente ser golpeado con un yunque en la cara, porque la mente es limitada por la máquina que la sostiene. Ed sufrió en ese momento el ajuste después de que las biomóleculas en su cerebro gritaron ¡No puede ser!  Esos dos segundos en los que pudo interactuar con el universo detenido, decidieron seguir su marcha.

Con el cuerpo muy caliente, el sonido junto con el girar del mundo regresó a los sentidos de Ed como el pasar rápido de una ambulancia con la sirena prendida y  las biomoleculas soltaron el equivalente a un suspiro de alivio, pero con ganancia de electrones. Ed miró sorprendido sus manos con el conocimiento primero de tener más poder de lo que uno puede controlar, justo igual como a los trece años tener un automóvil. También sabía que su vida no volvería a ser igual y con la facilidad de la confianza, volvió a chasquear los dedos, porque desde ese día, podría hacerlo con toda facilidad, con una mano, ambas, índice o anular, incluso medio, o los tres en sucesión. Sobre la manipulación del tiempo a sus sentidos, lo volvió a intentar un par de veces años después, sólo volvió a funcionar en una ocasión.

Por supuesto, él sabía que nadie más se dio cuenta del milagro realizado, pero lo realmente correcto y veraz era que, él creía que nadie más se había dado cuenta, porque igual que sus neuronas gritonas, casi todo al final funciona dentro del sistema como una fractal, la gran figura de un engrane pequeño moviendo uno más grande e idéntico que a su vez mueve otro más grande e idéntico y así sucesivamente hasta que todos están tan mareados que se preguntan si son parte de ese enorme sistema o son un resorte que se salió de sitio y que realmente las cosas pueden seguir funcionando sin ellos. Un concepto que los reparadores de controles remotos conocen muy bien y que explica en parte el alto número de suicidios en su profesión. De esa misma forma, en alguna parte del universo existe un equivalente a las neuronas gritando ¡No puede ser! Ellos son el análogo a la maestra religiosa que golpea dedos con reglas cuando alguien comienza a cuestionar el dogma de la existencia de dios; hacen las cosas tan dolorosas para aquel que desea alterar el punto de vista general que no desea cuestionarlo jamás.  Muchos los creen y suponen una fuerza negativa y burocrática de la realidad, pero realmente como el miedo o la monja golpeadora, evitan que las personas vayan por la calle acosándose sexualmente las unas a las otras mientras piensan que un grupo de gatos voladores con voces de cantante folk se lo ordenan. Eso y el evitar que se den cuenta que en caso de no desear morir o crear estrellas, un día lo puedan hacer realmente.

La persona promedio creería que semejantes fuerzas universales si tuvieran una representación en el colectivo, sería la de agentes de mortal seriedad, trajes grises y carencia de ojos al no poseer algo similar a un alma. El epitome de la eficiencia, el arquetipo de la sobriedad, y en general, estarían muy equivocados. Porque la burocracia es igual aquí, en China y en Tau Centauri alfa 4, es decir un montón de idiotas en su mayoría incapaces y enemigos del sentido común así como de cualquier razonamiento de practicidad, con un horrendo y de mal gusto traje que les queda muy grande a pesar de su obesidad, con manchas de sudor y comida en el mejor de los casos hablando de las secreciones posibles dentro del universo propio que es el de los oficinistas gubernamentales. Era así que un grupo, encargados de la área “Servicios de Seguridad en Constancia Euclidiana sección de Metaestabilidad Subjetiva”. O los SESECOEUsMS, o los MS como gustaban en autodenominarse (Como cualquier burócrata en el universo tenían una tendencia patológica a usar acrónimos muy largos y ridículos que a su vez acortaban más para que perdiera referencia con cualquier otro grupo del sistema, porque según ellos, les daba identidad). Andaban después de varios boletines, correos y mensajes con vistos buenos, unas cuantas aprobaciones y sellos que incluían los de la agencia de religiones de castormorfos de identidad sexual definida, incluido en su agenda una reunión, que salió algo así:

-“Camaradas, ustedes lo han percibido. Ha surgido un nuevo cronomante”-

El equivalente al eco de murmullos por molestia e inconformidad recorrió la rosada bóveda de la nebulosa por decir un “donde” se juntaban. Algunas estrellas entraron en masa crítica por el sentimiento común.

-“Recuerden lo que sucedió con el universo anterior”.-
-“¿El bidimensional hecho de frecuencias para sonido?”-
-“Ese mismo”.-

El polvo estelar tembló.

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