A un mes de ese beso


 El árbol de la vida. Gustav Klimt.
Óleo y Oro sobre tela.

Not marble, not the gilded monuments of princes, shall outlive this powerful rhyme.
-William Shakespeare


La obsesión con el tiempo ha construido la cultura, lo que sea que eso signifique. Primero el azul claro del día, después la profundidad de mar que es la noche y sus estrellas. Después fuimos más lejos; Las temporadas nos arrastraron como humanos por el mundo buscando un lugar amable, después dependimos de ellas, la buena fortuna y un par de oraciones para comer entre ellas. También fuimos más cerca, hacia las actividades del amanecer, del mediodía y el atardecer, el cénit de la luna y el moverse de las constelaciones por el firmamento. Descubrimos que la estrella más cercana a veces no lo estaba tanto o lo estaba más y supimos de los solsticios.

El tiempo marco el paso de nuestros humores y su clima, quienes vivían como una experiencia de vida o muerte esos cambios se volvieron culturas complejas. Llevadas cada vez más al límite por los vientos de primavera y el arrastrar de hojas que soplaba el otoño. Quienes vivieron un eterno verano decidieron sólo contemplar la tierra y el agua.

El tiempo se volvió parte de nosotros cada vez más mientras lo dividíamos y organizábamos; Semanas, meses, horas, minutos y transformamos como el calor en luz, el tiempo en vida.

La conciencia a veces decide marcar su propio ritmo, con todo y que los segundos siguen durando lo mismo pero ahora sólo podemos ser a partir de la conciencia del tiempo.

Después y sólo al saber que había un después encontramos que la verdad del mundo que se escapaba entre nuestros dedos podía contarse también, y todo fue tiempo. Esos mismos cambios de luz, de vida, de humor nos revelaron las dualidades en las que parece se encierra todo. 

El árbol que es el rayo con sus raíces en las nubes.

Es así, que con esta obsesión del tiempo que necesariamente me construye, también encuentro la dualidad que me hace y complementa.

A un mes de ese primer y largo beso, de ese abrazo que me deja entender que no puede soltarme, de esa necesidad de ser uno a través de todos los tiempos. 

Te amo.

Quetzal y Alaide

Edgar y Mara

Diciembre – Enero

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