Falacia al Corazón no Correspondido


De todo horror, contemplando el vacío de un corazón, la imagen de la terrible oscuridad ejerce su peso sobre mí. Más el corazón lleno, fulgurante y dispuesto que no s correspondido, la misma alma hiede terror, es terror.

Sus consecuencias aún supuestas generan el odio propio y el perdón de la causal, no del todo reciproca.

¿Quién tuviera la sutileza de hacer arte? Pues arte es aquello que debe decirse y se expresa con una única herramienta, y aquel que es poeta, con palabras dice amor, aquel que es pintor, el mundo entero con lo sublime que sea el tiempo, el espacio y sentimiento, en un marco de madera puede colgarlo en su casa. Entiéndase que no carecemos de la voluntad, técnica y conocimiento, nuestro mismo ser es arte del cosmos (como orden) y lo divino, mas el acceso, a cuantos nos está vedado.

¿Quién tuviera la sutileza de hacer arte? Y que el entendimiento de los demás pudiera partir de un solitario acto proveniente de nosotros. Tan fútil y abrasivo que es el deseo, que por él mismo sólo deseo es. La unidad mínima, máxima y propia de sí mismo. ¿Semejante pieza es arte por ser ella o por ser lenguaje y herramienta del ser que somos?

Que fino e inconmensurable bagaje de horror el corazón no correspondido, que con todo y la certeza de ser conspicuo se atiene a los eslabones de nuestra ignorancia y maldad pretérita.

También s horror cósmico, escapa y sobrepasa nuestras manos aunque ellas en metro nómico ejercicio inconsciente lo construyeran, escapa al perdón y comprensión del objeto causal, el ser móvil y la obra misma que sólo es sin necesitar comprenderse.

Una relación común y particular para los individuos, para los que son un ser y no los demás. Su colectivo de horrores entre individuos se llama amistad, la cura y desvanecimiento mutuo como candil ante la noche se llama amor.

Es un horror autosustentable, un sistema cerrado, en sí mismo puede mantenerse constante, no hay forma de perpetrarlo o dividirlo, sólo se puede, con las armas del entendimiento, describirlo.

Existe y es en todas sus partes que son por lo tanto una, sus fenómenos reconocibles, conciencia humana que se puede hacer de ellos porque el ser necesita aprehender, abstraer e intuir sobre su propia verdad y esencia para ser y si las cosas son, al conocerlas se vuelven-fueron-serán nosotros. Somos el horror.

Pero de una cura he hablado, de un olvido atemporal e inconsecuente de la metamorfosis del horror a lo divino, el cambiar algo que es a algo que Sea, de misma forma cósmico, único, común, particular, sistema cerrado de auto sustentabilidad infinita, dependiente de un segundo horror, sí, pero en unidad.

De ahí que se suponga la naturaleza de las cosas dual, que el dos aparentes antagónicos conformen un único diferente a sus partes y propio, sin dejar de ser sus partes. Acaso la formalidad de la abstracción argumentada repetible lo ejemplifique con los fenómenos observables de la división de la unidad fenomenológica que llamamos energía.

Así el horror que nos atiene es sólo una particularidad de lo que supondríamos la esencia del ser en sí del amor y si uniéramos dos horrores, veríamos de la misma forma abstraible de la naturaleza del imán, que juntos son necesariamente amor, mas el individuo que es en sí mismo, también s una particularidad de la esencia en ser de sí misma de todas las cosas (cosmos como totalidad), la naturaleza de lo Divino. Siendo que el horror es al amor, como el individuo a lo Divino, una particularidad propia en sí misma, hacía un ser y una unidad.

Por eso, es propio de la unidad ser sí misma, indivisible, formada de abstracciones que podrían suponerse partes que la conforman. El Ser omnipoderoso, que es todo, sí mismo y nada más.

¿Quién tuviera la sutileza de hacer arte? Y decir lo que es algo con una sola herramienta ¿Quiénes pudieran del horror sobrepasar su naturaleza de horror y solo ser amor, solo ser felicidad?

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