Un pincel



Sin Título
Acuarela Sobre papel
Quetzal Hernández


Luna llena le escribo a mi pincel, a mi abandonado pincel de acuarela que no ha sido peinado con colores en sus cabellos de camello. Veo a mi pincel y a sus hermanos, unos máyores, otros menores, pero mi pincel es especial, es de madera clara, no como los demás ocultos bajo sus vestidos de color negro. Mi vijeo pincel del 3 con el cual realizo los detalles pequeños de mis ahora ya también viejas acuarelas. No es muy alto como otros, no tiene la cabeza y cabellera plana como otros, es sólo algo redondo y despeinado como un cepillo que ha tallado demasiado. manchas en colores de tinta azulados lo recubren, el 3 que índica quien es ya es complicado de leer al perder el pequeño barnizado brillante, pero ahí está, mi viejo pincel del número 3, yace en una construcción extraña y artificial donde reposan un sin fin de personajes de uso común, como las viejas y ya oxidadas tijeras, como una regla de metal de una corporación, y otras tantas de alguna convención papelera, yace al lado del sacapuntas y rodeado por gomas que viven en el primer piso del edificio negro, sus vecinos de a planta baja son una lupa de un viejo juguete de anatómia de cuando tenía menos de ocho años, un terrible desengrapador con sus colmillos de metal al cual jamás se le ha resistido un pedacito de metal, y todos son resguardados por la figura de un dios y de un mago. El dios es Morfeo, amo del sueño, escultor de la realidad, el mago es Constantine, que como siempre anda encendiendo un cigarrillo. El campo donde vive es mi escritorio, sobre un cristal que enmarca un dibujo sobre una persona fumando un cigarrillo y viendo su taza de cáfe y una galaxia disolverse formado por alguna crema. Al lado del edificio yace un igual de viejo que el pincel telefono tosco y gris, que ni siquiera posee botones, sino aquel otrora conocido disco de marcar.

Ahí yace mi viejo pincel, triste por ser casí navidad y no haber probado papel en meses. Te quiero pincel, tal vez es hora de extenderte un poco de mi alma de nuevo.

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