En el Parque


Pensaba: En mí no hay nada bueno, nada bueno ha salido nunca de mí. En eso creo tener razón, pensé entonces, pero el mundo por sí mismo es hermoso. Tal vez podía ayudar, compartir eso, los instantes de los que me hablaban mis amigos en sus pequeñas palabras. Eso parecia un buen inicio, una buena idea.

Hoy me senté en el parque, para intentarlo, invite apresuradamente y no de muy buena forma a quienes pudé, para soñando, tomarnos de la mano, quien fuera, y compartir la tarde de aire y sol en una banca. Parecia una buena idea.

Llego Víctor y su novia Yess, no pude hacerlo, sólo me hablaron de su buena fortuna y se despidieron. Llego después Pablo, a hablarme del cuento de hadas que fue la boda de Paco y Sophie al atardecer del mar, de como va a iniciar una vida formal con la mujer que ama, de enagenaciones, de como Aida ha estado de lo más preocupada y enojada conmigo, de como parece tener un amor, trabajo y sus propias enagenaciones.

Y tampoco pude hacerlo.

No pude compartir nada, sólo otra distracción, sólo sentir envidia, sólo reflejar una carcomida máscara de que no paso cada noche llorando hasta agotado dormir, de que trato y trato de encontrar algo para darle a la vida, a los demás, siendo sincero y dejandoesta tristeza en algún otro lado. Hoy no fue el día , tal vez no sea mañana, posiblemente no vuelva a pasar.

Hace un año, con Giselle, una hermosa tarde de Jazz, y ahora leo nuevamente sus palabras, en cartas, en viejos boletos de cine.

Quisiera haberla querido, demostrando tanto amor por ella, como ella por mí.

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