Eden


Nada lastima más a alguien que amas que el verte sufrir; El pulso acelerado, la respiración entrecortada, la nausea, el mareo. Síntomas de algo que no es enfermedad, pero que se puede remover como tal.

Aún siendo distantes, indiferentes al ciclo de muerte que rodea todo lo demás que nos es ajeno por no ser propio.

Buscar exponerse, exponerse, ser conspicuo, obvio, cualquier otra cosa es sólo el hablar con alguien más. Nuestra lista de terrores, nuestra pirámide de miedo. ¿Yo en la cima?

Calambres, desórdenes del sueño.

¿Estoy enfermo?

¿Dónde es peor, dónde estoy más expuesto, la más terrible situación?

Lo que me asusta ahí, en ese lugar.

Espero mis pensamientos sean los que alteran la realidad y no de forma inversa.

Ayudame, tal vez es sólo el símbolo de la falta de amor, el caos que llueve, reina, la nausea.

La obsesión se materializa, puede ser que llegara a ser contraria a la naturaleza de las cosas, a la naturaleza de lo que soy.

Matando una, escapando, después de la violencia, el odio, el sexo, la extirpación y mutilación de lo que nos encierra en nosotros como instinto, cruzando desabrido campos de cadáveres olvidados incluso por la putrefacción. Acaso ¿No vendrían a mí? Un millón iguales de rostro límpido y borroso, la misma, una tras de otra, con sus cuervos, zorros y madres a las cuales les cuelga el cuerpo de su bebe muerto de la entrepierna.



Regalandome su iconografía de dolor, desesperación y muerte en un banco de niebla lejos de cualquier ojo divino.

Violandome, deformando mis piernas para que no escape.

Y yo, ahí, dejando que sus manos me atraigan a su calor, obligandome a un placer, a palabras que no creen pero desearía decir para complacerme, complacerlas, para penar, simular que yo tengo el control, que soy yo a quien necesitan, que no soy el esclavo. Fingiendo que duermo, que descanso para mi cuerpo y no para su matemática de placer y odio.

Que las cosas son racionales, que ellas me temen a mí.

Seré otro de aquellos que cubren el campo, ahora lo sé.

Primate y hombre, esclavo, tullido, patético. Siempre corriendo, matando.

Pero el mal es de ellas, la obsesión es de ellas, por eso se materializa en mí.





(En las 3 fotos: Charlotte Gainsburg)

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